ARQUITECTURA SALUDABLE
CON RITA GASALLA

Entrevista a la CEO de Galöw Arquitectura Saludable   
2024-11-15
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ARQUITECTURA SALUDABLE  CON RITA GASALLA

Esta ha sido su trayectoria profesional hasta el momento:

Rita Gasalla es arquitecta y CEO de Galöw Arquitectura Saludable, empresa pionera en España en el diseño de espacios saludables. Fundada en 2000, Galöw ha desarrollado proyectos en Europa, América y África. Es presidenta del Observatorio de Arquitectura Saludable (OAS), creado en 2020 para integrar la arquitectura y el urbanismo en la Salud Pública.

Además, Rita es colaboradora en medios especializados, ponente en eventos académicos y empresariales, coautora del libro Edificios y Salud, y miembro de diversas comisiones profesionales. También es business angel en STEAM y socia de Wa4steam, comunidad que promueve la presencia de emprendedoras en los campos STEM, arte y arquitectura.

Explora la rica experiencia y los conocimientos de Rita Gasalla en el ámbito de la arquitectura saludable y la neuroarquitectura.

Permítenos conocerte un poco mejor ... 

Como CEO de Galöw y presidenta del Observatorio de Arquitectura Saludable, ¿podrías compartir con nosotros cómo surgió tu interés en este enfoque y cuáles son los principios fundamentales de la Arquitectura Saludable?

Tiene mucho que ver con mi experiencia personal, mi relación con el entorno físico. Soy una persona con mucha sensibilidad a todo lo que me rodea, y esto, sumado a mi pasión por la arquitectura desde niña, y mi interés por la medicina preventiva me fue llevando al universo de la arquitectura saludable y la neuroarquitectura.

A medida que he ido estudiando y profundizando más en estas disciplinas, he ido comprendiendo muchas cosas incluso de mi misma. Por ejemplo, por qué nuestro estado de ánimo y capacidad de concentración cambia en según qué espacios. O por qué nos sentimos especialmente felices y tranquilos cuando estamos en un espacio luminoso y con plantas naturales.

Gracias a la arquitectura saludable diseñamos y construimos espacios que cuidan del bienestar físico, mental, y social de las personas. Utilizamos la arquitectura como una medicina preventiva.

Y gracias a la neuroarquitectura obtenemos datos y evidencias científicas sobre el impacto que el entorno físico tiene en nuestros cerebros. Cómo percibimos todo lo que nos rodea y qué emociones nos provocan los espacios, dependiendo de factores como las formas y las proporciones, la luz, las vistas, el confort higrotérmico, los colores o los materiales empleados.

Has mencionado en alguna ocasión que el 20% de la población reside en edificaciones que afectan negativamente la salud. ¿Cuáles son los desafíos más significativos que te encuentras al construir edificios que fomenten la salud y el bienestar?

El dato, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es que cuando más del 20% de los ocupantes o trabajadores de un edificio sufre molestias o enfermedades, podemos hablar del llamado Síndrome del Edificio Enfermo. Es un concepto establecido por la OMS en 1982, y que hace referencia al conjunto de enfermedades que causa un edificio en mal estado en sus ocupantes.

Hay edificios que se pueden “curar” con actuaciones de remodelación y otros, sin embargo, que están permanentemente enfermos. La OMS calcula que un 30% de los edificios modernos está afectado por este síndrome. En realidad, yo prefiero hablar de edificios enfermantes, porque se entiende mejor que son los edificios los que merman la salud de sus ocupantes.

En la actualidad, es habitual que nos encontremos con edificios modernos e “inteligentes” completamente herméticos, aislados del exterior y sin una adecuada ventilación, porque han sido concebidos con una prioridad: ahorrar energía. Pero lo cierto es que el objetivo de la arquitectura, es otro. El fin debe ser siempre proteger y promover la salud y bienestar de las personas y, para ello, es indispensable que los edificios herméticos garanticen el suficiente suministro de aire limpio, una abundante luz natural y óptima luz eléctrica, espacios de encuentro y relajación ergonómicos, como su mobiliario, confort acústico e higrotérmico, vistas, plantas y materiales naturales o medidas de protección ante la contaminación electromagnética, entre otros muchos factores.

De esa forma evitaremos que un edificio o un espacio se convierta en enfermante y cause a sus ocupantes jaquecas, enfermedades respiratorias, irritación en ojos y mucosas, fatiga, decaimiento, piel seca, vértigos, mareos o náuseas, entre otras afecciones.

Como presidenta del Observatorio de Arquitectura Saludable OAS, has abogado por un cambio en la forma en que se construyen los edificios. ¿Cómo visualizas ese cambio y cuál es el papel del Observatorio en este proceso?

Lo veo como un cambio necesario, que va, por desgracia, demasiado lento. Por eso pusimos en marcha el Observatorio de Arquitectura Saludable, para convertirnos en la palanca del cambio que necesita nuestra sociedad en el ámbito de la arquitectura y el urbanismo. Hay que enfocarse en lo importante que es que los espacios se conciban por y para las personas. Es el único camino para conseguir sociedades y generaciones futuras sanas.

Este es el mensaje que estamos transmitiendo desde el OAS a empresas e instituciones, a los que necesitamos, primero para que comprendan la dimensión de la arquitectura saludable, y después para que con ese conocimiento articulen acciones, medidas y normativas que hagan posible un cambio de paradigma.

El entorno físico nos cura o nos enferma, pero, además, es capaz de potenciar nuestras capacidades cognitivas, cambiar comportamientos, mejorar nuestro estado de ánimo e incrementar nuestra calidad y esperanza de vida. Tiene un impacto profundo en una sociedad cada vez más amplia y compleja que necesita soluciones a sus problemas.

Tenemos retos muy importantes que van más allá de la sostenibilidad y la innovación. Retos que podemos afrontar desde la arquitectura saludable como atender a una sociedad cada vez más envejecida,acabar con la contaminación de las ciudades, procurar servicios públicos de calidad o terminar con las crecientes brechas sociales.

Has destacado la importancia de implementar la Arquitectura Saludable y la neuroarquitectura en edificios públicos, especialmente aquellos destinados a personas vulnerables. ¿Cómo podemos lograr que esta visión se convierta en una realidad y qué beneficios podría aportar a la sociedad?

La arquitectura saludable es como decía una herramienta eficaz de Salud Pública e integración social. Contemplamos soluciones para todos los individuos, sin distinción, pero no cabe duda de que las personas más vulnerables, como niños, ancianos, o personas con algún tipo de discapacidad, son una parte importante de nuestra sociedad y necesitan una atención especial. Los edificios públicos deberían ser un espejo en el que todos pudiéramos mirarnos y reconocernos como la sociedad que queremos ser. Deberían ser espacios saludables, seguros e integradores, pensados para satisfacer las necesidades de todos los usuarios, con sus diferencias, porque vivimos en una sociedad cada vez más diversa.

Edificios con rampas de acceso; sin obstáculos arquitectónicos; con espacios de descanso y para relacionarse; con jardines o huertos donde relajarse y estar al sol; con paseos para acceder a pie o en bicicleta; con aceras amplias y menos asfalto…

En fin, se puede y se debe hacer mucho desde el sector público para garantizar espacios saludables en los que vivir, aprender y trabajar, que tendrán un claro impacto en la calidad y esperanza de vida de los ciudadanos. Sin olvidar el importante papel que tiene el sector privado en este y en otros campos para el progreso de nuestra sociedad.

Como experta en Arquitectura Saludable. ¿Qué destacarías de nuestra innovadora tecnología fotocatalítica en superficies cerámicas «Active Surfces»? ¿Qué crees que podría aportar en los proyectos de arquitectura para mejorar la calidad de vida de los ocupantes?

Los materiales con tecnología fotocatalítica son muy interesantes por sus propiedades antibacterianas, antimicrobianas y termorreguladoras.

La fotocatálisis es una reacción fotoquímica. Gracias a la luz del sol se activa un proceso de oxidación y reducción en la superficie de un catalizador o sustrato que elimina los contaminantes habituales en la atmósfera. Nosotros en Galöw hemos incluido en nuestros proyectos e instalado todo tipo de materiales fotocatalíticos, incluidos los de Matimex.

Aplicar sustancias fotocatalíticas en pavimentos, cubiertas, fachadas y otros elementos arquitectónicos puede además reducir de manera significativa los costes de limpieza y mantenimiento puesto que también impiden la acumulación de suciedad y reducen los malos olores.

Obviamente, todo esto está directamente relacionado con la salud y el bienestar de los usuarios de los espacios. Porque esos materiales fotocatalíticos están mejorando la calidad del aire que respiramos, reduciendo materiales orgánicos e inorgánicos, acabando con bacterias y hongos y descomponiendo materias tóxicas orgánicas. Todo ello redunda en una mejor salud física y mental de las personas, y también en nuestro bienestar social.

Mirando hacia el futuro, ¿cuáles crees que son las tendencias emergentes en el campo de la Arquitectura Saludable y cómo visualizas su evolución en los próximos años?

Sin lugar a dudas, la neuroarquitectura, la neurociencia aplicada a la arquitectura. Es una especialidad relativamente reciente de la arquitectura, impulsada en los últimos años por los grandes avances de la neurociencia, la inteligencia artificial y la realdad virtual. Se han producido grandes descubrimientos en los estudios sobre el cerebro y su neuroplasticidad, esa capacidad para cambiar y adaptarsegenerando nuevas conexiones e incluso, según sabemos ahora, creando nuevas neuronas.

Nos queda mucho todavía por conocer del cerebro humano, aunque las investigaciones son cada vez más y los avances increíbles. Si conseguimos entender el impacto de los espacios en el cerebro humano, vamos a poder ser capaces, por ejemplo, de mejorar la salud y la autonomía durante la vejez.

Se trata de avanzar en el conocimiento sobre cómo responde nuestro cerebro a los estímulos del entorno, por qué tomamos unas decisiones y no otras, cómo influyen los espacios en nuestras emociones como la serenidad, el miedo o el estrés percibido, así como en nuestras capacidades cognitivas como son la orientación espacial, la memoria, la atención, o la capacidad de resolver problemas complejos. Es un campo apasionante, en las que quedan muchas cuestiones por responder.

Estoy convencida de que ese es el camino: la neuroarquitectura, gracias como digo a los últimos e importantes descubrimientos científicos en el ámbito de la neurociencia, que continuarán produciéndose, y, por supuesto, como decía, a las herramientas que nos proporciona la inteligencia artificial combinada con la realidad virtual y los equipos médicos de medición de las respuestas fisiológicas a los diferentes estímulos.

El cambio en el diseño y construcción de los espacios, en función de esos nuevos conocimientos y utilizando las nuevas herramientas, es imparable y afectará no solo a la sociedad actual sino al futuro del mundo. La cuestión es utilizar esos conocimientos y herramientas para el bien común.

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