La segunda visita del año, dentro del ciclo Vivir el proyecto, permitió conocer de la mano de Jesús Hernández y Ana Guasp, directores de proyecto de Estudio Lamela, una de las actuaciones de mayor calado arquitectónico, tecnológico y urbanístico que se ha llevado a cabo en Madrid, el Centro Canalejas.
Un numeroso grupo de profesionales de la arquitectura y del interiorismo se reunieron en la confluencia de las calles Alcalá y Sevilla para iniciar el recorrido por esta ambiciosa obra. Una de las mayores iniciativas de regeneración urbana de España y un referente de edificación singular.
La operación Canalejas supuso la remodelación de siete edificios históricos, que habían ido sufriendo modificaciones sucesivas debido a los cambios de propiedad y las fusiones bancarias, y que estaban en ese momento sin uso, ubicados en un entorno urbano que se había ido degradando paulatinamente. El objetivo del proyecto fue la creación de un complejo, ocupando toda la manzana, en el que se integraron un hotel de lujo, operado por la cadena canadiense Four Seasons, una galería comercial, 22 viviendas de alto standing y un aparcamiento de 400 plazas.
Jesús Hernández explicó cómo la intervención fue más allá del propio complejo debido a la reorganización viaria y circulatoria del entorno, una actuación que rompió premisas al disponer la rampa de acceso a los sótanos en la vía pública, algo extremadamente inusual.
El criterio a seguir fue la conservación de las fachadas y las primeras crujías de los edificios más antiguos; también se respetaron elementos interiores, como el gran lucernario del hall de acceso al hotel, las carpinterías y algunas cerrajerías. Esta condición supuso un reto en cuanto a la distribución interior de las 200 habitaciones del hotel, según comentó Ana Guasp, debido a los cambios en la altura de los forjados y la necesidad de ofrecer internamente una visión homogénea del espacio.
Durante el recorrido se visitó la suite real en la primera planta, de la que se conservaron las molduras del techo, el exquisito pavimento de madera y la chimenea decorativa situada en la esquina. El acceso a las suites de doble altura permitió ver un modo de solucionar con elegancia la dificultad de encuentro entre fachadas con distintas alturas libres.
Los profesionales invitados por Matimex pudieron acceder a los salones de eventos y al patio interior, con sus fachada plegadas para garantizar la privacidad de las habitaciones; pasearon por los pasillos cargados de anécdotas y obras de arte y descubrieron la magia de Madrid desde la terraza de la última planta, diseñada como una quinta fachada verde que se integra en el entorno urbano.
Al finalizar, todos los que participaron en el evento disfrutaron de la compañía mutua y la magia de Dani García en Dani Brasserie. Un broche amigable y distendido para cerrar una mañana especial.