El jurado compuesto por Jorge Ponce, main board director en Broadway Malyan; Eloy Moreno, escritor; Oscar Gual, escritor y Juan-Luis Grafulla, consejero y director general de Matimex ha deliberado que los siguientes microrrelatos sean los merecedores de ser premiados.
El primer premio es para Lisandro Araoz, autor de:
«Gustavo Foster es alto y alto es lo único que era. A sus 64 años la frialdad del mundo había calado en su alma y el contacto humano era solo un recuerdo de su niñez. En los últimos momentos de su vida, abandonó en puntillas el pabellón de oncología y se internó en la oscuridad. Esa noche, el cielo eligió un deseo sincero entre todos los hijos de Adán. Su envergadura dejo de ser la de un hombre, sus huesos se fundieron en vigas de acero, las venas florecieron en cientos de cables cobrizos, su piel se endureció y sus ojos «gris estuco» se volvieron transparentes cual cristal. Gustavo Foster, el primer hombre edificio, 237 familias viven en él».
El segundo premio es para Verónica Payá, autora de:
«CLAVELES ROJOS Se asomó a la terraza. Aquella con macetas de claveles rojos. Siempre lo hacía sobre la misma hora. No sé si lo hacía por costumbre o porqué sabía que yo estaría allí sin bajar la mirada. Ella me suplicaba que la sacara de ese edificio, que estaba viviendo un infierno al lado de una persona que ya no la correspondía. De ahí las flores; ellas le devolvían el amor que no encontraba en casa. Yo no podía hacer nada. Aunque ella no me lo dijera, sabía que tenía la esperanza que algún día llamaría a su puerta. Y ¿Cómo iba a hacerlo? No era más que la simple estatua de un hombre con un clavel en la mano».
El tercer premio es para Margarita del Brezo, autora de:
«FRAGILIDAD Alquilé un apartamento en un edificio que parecía una esquela mortuoria. Pensaba equivocadamente, me daría cuenta después que allí encontraría la concentración necesaria para escribir. Debajo de mí vivía un repartidor de pizzas que no conseguía ahorrar lo suficiente para pagarse los estudios y en el ático, un contable que estaba enamorado del repartidor, cuya novia, no lo dije antes, estaba embarazada del padre de su mejor amigo, que vivía en el sexto y se hacía el loco, porque a él quien le gustaba de verdad era la psicoanalista del tercero, una argentina adicta al mate que murió sin previo aviso. Con ella se quebró el círculo y, como un frágil castillo de naipes, el microrrelato se vino abajo».
Matimex recompensa el ingenio y la creatividad de los tres mejores relatos con una selección de novelas, escritas o seleccionadas por los miembros del jurado, así como material de escritura.
Juan-Luis Grafulla destaca su gran satisfacción por la alta participación en esta tercera edición y la dificultad de elegir entre todos los presentados porque muchos se han quedado a las puertas de ser seleccionados. «Estamos muy contentos con el resultado. Aprovecho para felicitar a los autores de todos los microrrelatos presentados por su calidad literaria. También me gustaría dar las gracias a los miembros del jurado por su colaboración››.
Desde Matimex queremos felicitar a todos los participantes.