Hoy hablamos de los mitos más habituales que circulan sobre la cerámica. Queremos desmentir las creencias populares más habituales para que, tengas la cerámica que tengas, puedas decantarte por la que más se adapte a tus necesidades.
Hay muchos mitos, pero empezaremos a desgranar los tres más habituales para que veas que, realmente, contar con un gres porcelánico de calidad es práctico, sencillo y, sobre todo, mucho más estético de lo que imaginas. En los próximos meses profundizaremos en estos tres mitos:
#mito1: la cerámica es difícil de instalar
Se trata de uno de los puntos que más suele preocupar a los instaladores interesados en grandes formatos cerámicos. La causa de esta inquietud es que creen que los formatos grandes, como el 300 x 150 cm, requieren de otras técnicas más complejas para su colocación.
Si tú también compartes esta preocupación, déjanos decirte que su instalación solo precisa de una cierta adaptación a las técnicas de colocación tradicionales y a las herramientas utilizadas. Sigue nuestros consejos a lo largo del mes de enero.
#mito2: la cerámica es toda igual
La industria cerámica es sin duda la más antigua de la humanidad, además de su uso clásico en la artesanía y el arte, existe una fabricación cerámica que abarca usos más prácticos como el pavimento o revestimiento, caso que nos ocupa, cuyo proceso industrial es continuo y más complejo.
Los criterios de fabricación, precisamente en estos productos cerámicos, son tan amplios que requieren de una norma para poderlos clasificar y así facilitar el comercio, proporcionar confianza a los consumidores y mejorar la calidad de estos. Fue así como nació la norma EN 14411 por la que se clasifica cualquier baldosa cerámica.
Descubre cómo se clasifican nuestros productos y qué ventajas te pueden proporcionar.
#mito3: la cerámica se mancha fácilmente
Y es que hay cierta inquietud sobre la limpieza de la cerámica cuando alimentos como el chocolate o el vino se derraman sobre estas superficies. Por un lado, comentarte que las superficies cerámicas no precisan de ningún cuidado especial, y por otro, se limpian fácilmente con cualquier detergente neutro. Gracias a su baja porosidad, apenas se queda la suciedad, siendo probablemente la alternativa más higiénica en cualquier espacio, sobre todo en cocinas o baños.
Profundizaremos en cada uno de estos mitos en los próximos meses. ¡Síguenos!
